domingo, 15 de noviembre de 2009

Todo es Física

Salviati:

Recientemente he tenido la oportunidad de tener una conversación realmente muy, muy interesante en la que se discutía si había o no algo fuera de lo puramente físico, circunstancia que sin dudar ni un instante me lancé a afirmar y que escandalizó al resto de los contertulios, todos ellos personas sabias y formadas.

Las alegaciones en contra de mi afirmación fueron que no somos máquinas que sigamos leyes físicas, que hay cosas, como la poesía, que están fuera de ninguna ley, que tenemos una parte de nosotros mismos social y que a la vez formamos parte de la sociedad, que todos somos distintos.

Bien, después de haber estrujado cada una de estas alegaciones, grabadas ya a fuego en mis recuerdos, no solo no he cambiado de opinión, sino que lo veo aun mas claro. Tan claro que no he encontrado ni una mota de polvo que ensucie mi afirmación.

Procedo a desmontar cada una de las alegaciones en contra, como ya haría el propio Charles Darwin en la última edición de su evolución de las especies, cuando afirmó algo que solo él creía y que resultaba incomodísimo a todo el mundo. Eso de que venimos del mono… que asco, que se habrá creído este Darwin. Que por simples mutaciones aleatorias y pruebas de mejora o fracaso se ha llegado a diseñar algo tan perfecto como el ojo… imposible, es mucho más cómodo creer que ha sido dios.

Podemos empezar por definir que somos. Yo diría que somos un conjunto de procesos mentales y la información que contienen e intercambian entre ellos. Es requisito imprescindible (por ahora) para que estos procesos existan, y por lo tanto para que existamos nosotros, que se den en un cerebro. No hay duda científica en ello, y aunque muchas veces nos cueste creerlo ninguno de nuestros pensamientos, sentimientos, decisiones, recuerdos, percepciones, ni imaginaciones se dan fuera del cerebro. Partiendo de la premisa indiscutible que el cerebro es un buen montón de neuronas interconectadas química y eléctricamente, y que las propias neuronas son células especiales, pero al fin y al cabo células, pura química, no cometo error al afirmar que en el cerebro no hay nada que no sea física, ya que la química es física vista un poco más arriba y la electricidad está descrita en las leyes de la física. Pues bien, si somos procesos mentales implementados sobre nuestros cerebros y nuestros cerebros son pura y escrupulosamente física, estos procesos mentales no dejan de ser el resultado de las leyes de la física que rigen nuestro cerebro.

¿Incomodo con la afirmación?. Sigamos que hay mucho más. Vamos con la poesía, con la belleza, con el romanticismo. Sin cerebros que las imaginen no existiría la poesía. Sin cerebros que las comprendan e interpreten no hay poesía. La poesía solo existe dentro de nuestra imaginación, nuestros recuerdos o nuestros sentimientos, tres de los procesos que sostiene nuestro cerebro, por lo tanto íntimamente ligados a la física. De ser verdad está afirmación, ¿se desvirtúa en medida alguna la poesía? ¿Voy a sentir algo distinto cuando leo “Me gusta cuando callas porque estás como ausente…”? ¿Van a perder belleza las poesías de Machado?. Yo creo que no. La física no es frío, sino calor. El calor que solo la ilusión de verdad puede dar. El calor de acercarte lo máximo a la certeza, a lo inmutable, a lo perdurable por encima de todo.

Vamos con la sociedad. No solo tenemos un yo, sino que existe un yo social y además la propia sociedad se completa con mi yo. Tenemos una cultura que nos precede y, desde el momento del nacimiento (incluso antes), nos alimenta, modifica y esculpe. A la vez nuestra propia presencia cambia, en mayor o menor medida esta cultura, formando todos una malla de conocimientos que no tiene barreras espaciales ni temporales. No hay nada dentro de esta afirmación que se escape ni un ápice de mi afirmación, ya que todo lo que yo soy se da en mi cerebro, incluido, por supuesto, mi yo social. La cultura y las sociedades desaparecerían si no existieran los individuos que las componen, interpretan y forman, y los individuos no existirían, cada uno de ellos, sin sus correspondientes cerebros, luego nuestras sociedades y culturas solo se componen, interpretan y forman de cerebros interconectados sin barreras espacio-temporales. Cuando yo leo la vida y obra de, por ejemplo, Giordano Bruno, no hago más que alimentar lo que yo soy con lo que se supone él fue, lo que él hizo y lo que él escribió, creando un vinculo entre mi cerebro (lo que yo soy) con el suyo (lo que él hizo y ha quedado escrito). Insisto, nada fuera de la física, tan solo un cerebro conectando con otro, tan solo guardo en mis recuerdos, lo que interpreto en mi imaginación al percibir (leer) lo que él escribió, para posteriormente rumiar esos recuerdos de nuevo en mi imaginación junto con experiencias, sentimientos y pensamientos propios hasta conseguir incorporar a mi mismo las conclusiones obtenidas.

Todos somos distintos. Esta fue una de las contradicciones que se encontró a mi afirmación. ¿Como puede ser que seamos solo física si somos distintos?, Teniendo en el cerebro los mismos procesos que se encargan de las mismas cosas ¿Cómo podemos ser tan diferentes?. La respuesta es sencilla. Según la definición que he dado de lo que somos hay una parte importante que son los procesos, conscientes e inconscientes que se dan en nuestro cerebro, pero la parte fundamental de lo que somos es la información que manejan estos procesos. La memoria de cada uno de nosotros es diferente, con lo que todo lo que percibimos, abstraemos e imaginamos está influido y modificado por estos recuerdos, de tal forma que respondemos, decidimos y reaccionamos de formas distintas ante las mismas situaciones. Mentalmente, somos, a falta de irregularidades, iguales en estructura, pero no en contenido.

Sigamos poniéndonos incómodos. Vamos a por el amor. El amor que mueve montañas, no va a mover esa piedra, si dentro de esa piedra late un corazón. Para mí, la definición científica, y para mí entender nada fría, es que el amor es el sentimiento, programado genéticamente, que nos empuja a actuar en contra de la lógica y en beneficio de la especie. Pura y simple ley de leyes de la evolución de las especies de Darwin. Sin amor no nos juntaríamos hombres y mujeres, algo sin duda beneficioso para procrear. Sin amor no cuidaríamos de nuestros hijos (doy fe que si no es por el amor hay veces que los matarí·$%”·$%·mos), sin el amor no empatizaría con mis semejantes, algo que es imprescindible para vivir en sociedad, algo que es beneficioso para la especie. ¿Está el amor fuera de mi cerebro?. Si es algo que yo siento no, puesto que sin mi cerebro no sentiría. Además está programado genéticamente, lo que lo acerca aún más a la física, la física de la química del ADN.

Para rematar vamos con la incomodidad por excelencia, por lo menos para la mayoría de las personas. ¿Es distinta una persona de una máquina?. Los procesos e información que nos componen ¿No los puede ejecutar un ente informático?. Los ordenadores son máquinas para el tratamiento automático de la información. ¿No es eso lo que hacemos?. Recibimos información, como las máquinas. Procesamos dicha información, interpretándola, abstrayendo, mezclándola con recuerdos e imaginaciones y las incorporamos a los recuerdos. Decidimos y sentimos en base a esa interpretación y devolvemos el resultado como respuesta si es preciso. ¿No puede una máquina llegar a hacer todo esto?. Yo creo que si. Constantemente veo símiles entre la informática y nuestro proceder y solo encuentro una diferencia, la capacidad de proceso que tiene nuestro cerebro es en muchas escalas superior a la de cualquier sistema informático. Pero esa dificultad es solo cuestión de tiempo (y poco).

La ciencia-ficción son ensayos sobre lo que puede llegar a pasar en el futuro, y muchas de las ideas que ha vaticinado han llegado a ser reales. A nadie le sorprende ya una puerta que se abre sola, justo en el momento de pasar por ella. Pues bien, una muy buena historia de ciencia-ficción es blade runner, en la que en una de las últimas escenas un replicante, un robot fabricado por el hombre con aspecto de hombre, alcanza, justo antes de su muerte, las capacidades mentales suficientes como para crear una poesía. Relata los recuerdos más intensos de su corta existencia y termina con:

Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia.

4 comentarios:

  1. " Mentalmente, somos, a falta de irregularidades, iguales en estructura, pero no en contenido"...absolutamente de acuerdo, que maravilla que siendo tantos sobre la faz de la tierra seamos únicos e irrepetibles, lo otro también a veces he querido "matar" a mi hijos jaja, me reí mucho con eso y me sentí plenamente identificada.
    Quién sabe quizás algún día las máquinas nos gobiernen, pero seguirán siendo nuestra creación...muy entretenida tu nota

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