martes, 27 de abril de 2010

Paseando ¿tranquilamente?

Salviati recorría lentamente la avenida. Le gusta mucho hacerlo tranquilamente, sin pensar en nada, sin ir a ningún lado. Se conforma con respirar tranquilo y sentir el mordisco del sol sobre su espalda. Aquella pareja le llamó rápidamente la atención. Vestían de un modo peculiar, arreglados pero demasiado sobrios para ser domingo por la mañana. Intentó pasar desapercibido jugando a mirar hacia otro lado, como si de pronto tuviera algo que hacer, pero era demasiado tarde:

- Buenos días. Mi nombre es Simplicio. ¿Puedo preguntarte que es para ti la familia?

Forzó un gesto entre sonrisa y dolor de tripa para intentar disimular la repentina violencia de la situación, pero no le salió muy bien.

- Salviati: (Para que preguntará si puede preguntarme si ya me ha preguntado) Bueno… pues… algo muy importante.

- Simplicio: nos gustaría entregarte este folleto en que puedes descubrir que dios te ama.

- Salviati: (tierra trágame) Es que yo no… esto…

- Simplicio: Dios te muestra el camino.

- Salviati: (no puedoooo…) Mira, es que yo ya veo el camino.

- Simplicio: O... disculpa… solo queríamos acercarte la palabra de dios, en la que puedes encontrar la respuesta.

- Salviati: Yo prefiero buscar las preguntas y las respuestas en la ciencia.

- Simplicio: ¿No has leído la Biblia?

- Salviati: No

- Simplicio: Pues en ella está la verdad.

- Salviati: No creo que se pueda escribir la verdad. La ciencia y su hijo el conocimiento es lo único que puede acercarnos a ella.

La señora que acompañaba a Simplicio, y que aún no había pronunciado palabra empezó a torcer el rostro.

- Simplicio: Pero sin dios no hay amor, y sin el amor de dios los hombres estaríamos perdidos y nos mataríamos unos a otros. Gracias a dios somos todos hermanos y nos ayudamos los unos a los otros.

- Salviati: (Será por guerras santas...) El amor es el sentimiento subconsciente que se encarga de que nos comportemos en contra de la lógica y a favor de la especie. Es la solución que dio la evolución de las especies al problema de cómo crear seres sociales pero que no formaran un superorganismo.

- Simplicio: Se nota que no has leído la Biblia porque el amor tiene su origen en dios, que nos provee de él. Las almas de los hombres se corromperían sin él.

- Salviati: No se que es el alma.

Los ojos de la acompañante anónima se abrieron como si un elefante acabara de pisarle los pies.

- Simplicio: Pero hermano… te hace falta mucha ayuda… veo que estas perdido. Tu alma es inmortal, y cuando mueras pervivirá. Es tu espíritu.

- Salviati: No lo veo así. Yo soy la actividad y la información que contiene mi cerebro.

- Simplicio: Tu alma está en tu sangre hermano, tal como dicen las sagradas escrituras.

- Salviati: No. En mi sangre no hay nada de eso. La física vista desde arriba se convierte en la química, que vista más arriba aún se convierte en la medicina, y desde las tres alturas se puede ver lo que hay en la sangre: glóbulos, sustancias nutritivas y plasma entre otras. Se ha conseguido saber, también, para que sirven cada uno de ellos, que funciones cumplen y que se renuevan constantemente. Cada 120 días todo lo que compone tu sangre ha sido renovado. Si tu alma estuviera ahí cambiaríamos de alma cada cuatro meses. No hablo de lo que dice un libro o de una opinión. Es un hecho probado por cientos de especialistas que trabajan a diario apoyándose en estos conocimientos para salvar vidas. Y las salvan.

- Simplicio: Estas equivocado. La Biblia lo dice bien claro: “Porque el alma de la carne está en la sangre, Levítico 17:10-12”.

Hizo un gesto elevando la mano señalando con el dedo hacia el cielo, como si quisiera tocar con él el dedo del mismo dios a modo del pasaje central de la capilla sixtina.

- Salviati: ¿Quieres decir que la Biblia tiene razón y todos los médicos se equivocan? ¿Si un médico te pudiera salvar la vida con una transfusión tu te negarías porque lo dice la Biblia?

- Anónima: Pues claro que si. No podemos mezclar nuestras sangres ni comerla. Está escrito.

- Salviati: Perdona… ¿Tienes hijos?

- Anónima: Si. Tengo tres, ya mayorcitos.

- Salviati: Si la vida de uno de ellos dependiera de hacer o no hacer una transfusión, ¿Te negarías?

- Anónima: La vida de mi hijo estaría en manos de dios, no de los médicos que se creen que saben algo, como te pasa a ti. Lo que tenéis que hacer es leeros la Biblia, escuchar más misa y aprender la verdad de la palabra de dios.

- Salviati: Bueno… creo que no vamos a ningún lado. Si no os importa…

- Simplicio: Toma esto y léelo. Aun puedes salvar tu alma.

- Salviati: No. No te lo voy a coger. No tengo remedio.

La mujer intentó despedirse con una sonrisa, pero está quedo en algo de tensión en la comisura de sus labios.

Siguió sus pasos en un primer momento algo más acelerados, ya que la tensión que acumulaba no le dejaba recordar que estaba paseando sin prisa, aunque poco a poco recobró la serenidad y continuó su lento camino.

No podía dejar de darle vueltas en la cabeza a lo que había pasado. Se preguntaba una y otra vez como puede ser que existan personas a las que por más que se les demuestre algo prefieren una mentira. Sentía ganas de poder entrar en sus cerebros para borrarlos y reconfigurarlos como si de un PC con el Windows estropeado se tratara. Todos somos supersticiosos por naturaleza, se decía para intentar excusarles y así poder sentirse un poco más cómodo con su relación de parentesco con Simplicio y compañía, pero no lo conseguía.

Continuó así el resto del camino y de la mañana, sin que nada remediara su malestar. Cuando llegó a casa, al abrir la puerta, su hija pequeña se encontraba justo enfrente, aunque algo alejada. Ella se limito a sonreírle ampliamente, como solo los niños saben hacer. La intranquilidad de Salviati salió despedida de su cabeza para dejar paso a un sentimiento que la ocupó por completo. Una frase brotó, entonces, y sus ojos se humedecieron sutilmente: yo se lo que es el amor, yo se lo que es la ignorancia y me alegro mucho de poder defenderte de ella.

2 comentarios:

  1. Hermosa explicación de tu verdad.
    Los que no tienen más argumento que la interpretación lineal de los que ellos creen dogma de fe, es imposible de hacerles ver que están equivocados.
    Todos aquellos, religión o no que no dejen puertas abiertas a ser rebatidos, no merecen ser ni escuchados, porque darán con imposiciones sus reglas.
    Yo siempre digo que es imposible enseñar a una calabaza ni hacerla entender nada, podrás hacer de ella buenísimas tartas y platos exquisitos, no lo dudes, pero no intentes mantener una conversación con ella por que será imposible que obtengas respuesta.
    Lutero entre otras cosas, le indigno que se adoraran a santos, cuando Moisés, según la biblia, (yo si la he leído, yo estuve cerca de ese lado, y ella misma me echo….), dijo que no adoraras a falsos ídolos…."Adorarás al Señor, tu Dios, y a él solo rendirás culto", y tienen una lista desbordante de vírgenes, cristos y demás….. ¿Cómo explican eso?
    http://guerreroincoherente.lacoctelera.net/post/2010/03/29/no-adoraras-falsos-idolos
    Por eso fue expulsado de las filas católicas, por que pidió respuestas a la contradicción de esa premisa….
    Yo al igual que tu, me quedo con la ciencia, porque me da la oportunidad de rebatir, en mi modesto saber, lo que puedo considerar o no acertado, y me alegrare igual si acierto en mi teoría o me equivoco en ella, porque de eso se trata de refutar todo. De ahí la grandeza de la ciencia, de que como energía, nos transformamos, no nos estancamos, y lo que hoy es una gran teoría, mañana puede ser la mayor sandez de la historia.

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  2. Sobre todo el tema es que esos que tienen tanta fe y arriendan su mente a la superstición viven en un mundo (ahora) mejorado por los que se fundamentan en la ciencia, a los que quemarían vivos si estuviéramos en otra época. No a los macarras de la moral.

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