sábado, 7 de agosto de 2010

La Barrosa

El sol baña la arena mojada
transformando en espejo la suave planicie,
larga cola de cometa,
en el que ver tu infancia.

El mar, nunca tranquilo,
sigue luchando contra el castillo
como hará siempre
hasta poder con él.

La arena sobrevive agarrada
por las nuevas plantas de siempre,
fina, limpia, caliente,
jugando a volar con el levante.

Los olores, autóctonos,
húmedo salitre dulce,
sobreviven al tiempo
extraños en su propia tierra, como yo.

2 comentarios:

  1. Imagino la imagen, junto a tus hijos, construyendo el castillo que sabes que sera efímero desde el principio, como la ola que romperá en el, sera principio y fin en el mismo instante que se junten ambos....
    Sencilla y de libre pensamiento Ruben. Me gusta. ;)

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