sábado, 2 de octubre de 2010

Profesor

Sagredo esperaba, como de costumbre, a su querido amigo Salviati, hoy un poco más alterado de lo que era habitual en él, que siempre se mostraba tan sosegado y tranquilo.

Salviati apareció por fin, y se apresuró a tomar asiento junto a su amigo.

-SALV: Buenas tardes mi querido amigo.
-SAGR: Muy buenas tardes Salviati. Ya tenía ganas de poder hablar con usted.

Salviati no pudo disimular un gesto de sorpresa, al confirmar visualmente el claro estado de excitación de su compañero.

-SALV: Bueno, bueno... cuénteme... que es lo que le ocurre
-SAGR: Hoy he tenido un día muy especial, un día de los que uno no espera tener en su vida.
-SALV: Increíble... para mí también ha sido muy buen día, pero por favor, explíquese.
-SAGR: Recientemente he podido retomar el contacto con quien fue mi profesor de 1º de EGB, hace ni más ni menos que 26 años, que después de todo este tiempo, y a pesar de que únicamente nos dio clase aquel año, se acordaba de sus alumnos tanto como nos acordábamos nosotros de él. Una persona muy especial, sin duda. Hoy hemos quedado, junto con otro antiguo compañero de clase, para hacer una ruta de senderismo por la sierra.
-SALV: Oooo... ya veo... reencuentro después de 9496 días.
-SAGR: Ha sido increíble. He comenzado la mañana haciendo el recorrido que hacía de niño, desde mi antigua casa, hasta el colegio. Mis ojos han buscado, anhelosos, las cosas que no han cambiado, paseando por emocionados recuerdos sorprendidos de que alguien se acuerde de ellos.
-SALV: Un viaje intenso, sin duda.
-SAGR: Después nos hemos ido a subir la montaña los tres. Una metáfora preciosa el ver como mis pies pisaban las huellas recién dejadas en el camino por mi profesor. No he podido evitar emocionarme.
-SALV: Ni falta que hace.
-SAGR: El corazón que se disfraza de persona,
el sabio que se disfraza de hombre,
el psicólogo que se disfraza de profesor de gimnasia,
el altruista que se vuelve empatía simbiótica, padre de la compasión...
-SALV: Bonitas palabras para una bella persona...
-SAGR: Cuantas cosas nos enseñaría que no soy capaz de recordar, pero que han estado y están en mi, formándome, constituyéndome…
-SALV: Que importantes son los profesores, sobre todo los que de verdad tienen ganas y consiguen delegar algo de ellos en ti.
-SAGR: Lastima que solo estuvo con nosotros aquel año... ¿Que no hubiera conseguido con nosotros si hubieran sido más?
-SALV: Como dice Fito & Fitipaldis... Nunca es lo que pudo haber sido...
-SAGR: Pues sí. No he podido evitar indagar en ellos para encontrarme con el Sagredo que tantos años hace que no veo.
-SALV: Sabe usted muy bien que lo más importante que podemos llegar a hacer es conocernos a nosotros mismos. Temet Nosce.
-SAGR: Una oportunidad única, el poder hablar con mi compañero y amigo, que recuerda de mi lo que yo mismo no soy capaz. Nosce te ipsum.
-SALV: Poco habitual, sin duda.
-SAGR: Bueno, dijo usted que también tenía cosas que contar...
-SALV: Si. Yo también he pasado una mañana muy curiosa. He compartido conversación, durante horas que han parecido minutos, con dos personas de opinión formada y muy interesante. Educación, puericultura, antropología, historia, física, filosofía, geología, botánica, energías renovables, cerebro, teorías del sueño, psicología... ciencia señor Sagredo, ciencia.
-SAGR: Conociéndole lo habrá pasado usted bien.
-SALV: Mejor que bien, amigo, ya le digo que he tenido tal intensidad de pensamientos en torno a lo conversado que aún estoy asimilándolo.
-SAGR: Me alegro, día redondo para ambos, pues.
-SALV: Sin duda.
-SAGR: Ya me he quedado más tranquilo, después de contarle lo sucedido.
-SALV: Ya sabe que para eso estamos, a mí también me gusta contarle.
-SAGR: Es hora de volver, compañero.
-SALV: Si.
-SAGR: No me haga usted lo de siempre y venga usted conmigo... ¿Lo recuerda, verdad?
-SALV: ¡Claro!... jejjjejej... Que no puede irse si no es conmigo.
-SAGR: Eso es, que somos la misma persona.
-SALV: ¡Como se me va a olvidar si hemos estado todo el día juntos!
-SAGR: Como tantas veces, amigo, despistándose.
-SALV: Cuanto me conoces Sagredo.
-SAGR: Son muchos años ya...

2 comentarios:

  1. Vaya, qué recuerdos. Yo me reencontré con mi profesora de ciencias del cole después de muchos años y nos recordábamos las dos perfectamente. Ella se dió cuenta de que yo tenía tendencias científicas y un día al salir de clase y volver a casa la encontré hablando con mis padres. Les estaba recomendando que no me dejaran en ciencias, me regaló varios libros y me animó a que siguiera. Nunca olvidaré ese gesto. El reencuentro fue emotivo y lleno de cariño y lo primero que me preguntó es si había seguido los pasos de la ciencia :) Qué orgullosa se puso cuando supo que sí y que además me dedicaba a divulgarla todo lo que podía. Me ha encantado el relato, hay que agradecer a esos grandes docentes su labor y su pasión por enseñar. Un abrazo

    ResponderEliminar
  2. Me alegro que tengas una experiencia parecida, Zenda, y que consiguieras devolver parte de lo que te dieron en ese reencuentro, que aunque breve, seguro que la hizo muy feliz.

    ResponderEliminar