martes, 31 de enero de 2012

Pingüinos... digo.... Motauros.

Hoy es un día como otro cualquiera. Me levanto, sigo rigurosamente la liturgia establecida para salir de casa y me mezclo con el resto de currantes en el transporte público sin destacar lo más mínimo entre ellos, como mandan las normas no escritas. Nada parece haber cambiado... ¿o si?

Un agudo dolor en el dedo gordo del pie derecho me hace despertar, y lejos de provocarme lo que un dolor así debería provocarme lo que me hace es sonreír. ¿Porque un dolor me hace sonreír? ¿Me estoy volviendo loco?. No, al menos no más de lo que ya estaba.

Despertando un poco más sigo haciendo recuento de daños en mi cuerpo... a ver... además de los pies... arañazo en el pecho, las manos desolladas, dolor de costillas, la cadera como golpeada, espalda y cuello como para un master en fisioterapia... todo un mosaico de señales, que lejos de hacerme ningún mal, me hacen feliz.

Si, si... sigo defendiendo que no me he vuelto loco... Estas heridas no son tales, son recuerdos de lo bien que lo he pasado el fin de semana. No tengo los dedos gordos morados, sino que recuerdo mis botas deformadas por el fuego. Las costillas me recuerdan al tronco de leña inmenso que conseguí levantar y con el que no fui capaz de dar un paso hasta que no acudió en mi ayuda el señor Buenaño. Mi cadera opina que el suelo está muy duro para dormir sobre él, y mi cuello que mi cazadora mugrienta no es una buena almohada.

Agradezco las lesiones porque me hacen recordar que hoy no es un día como otro cualquiera, porque hoy puedo recordar mi fin de semana en Pingüinos.. digo.. en Motauros, y lo bien que lo hemos pasado en la fogata, en el hotel desayunando y "tomando algo" por la tarde, en la comida en Matapozuelos, los viajes acortados por las inmensas charlas con Rosa y las "madalenas", los chistes de los hermanos Nogales, la envidia insana de ver a Emilio montar en su moto, el cariño con el que Raúl asesina los chorizos, el rato que se echó a dormir el Moreno después de las serenatas en la caseta de los orcos... Demasiado como para que hoy sea otro día más.

Sobre todo me ha gustado saber de verdad algo que sospechaba, la diferencia entre ser motero y tener moto, y saber que nuestra quedada motera anual está a salvo, que se mantienen como el primer día, y que vamos a poder seguir quedando año tras año.

Hay un fuego que ya no dejará de crepitar en mis recuerdos.

4 comentarios:

  1. Felicidades...!!
    Me encanta como describes esos momentos de felicidad.. tan efímeros.. tan intensos.. la razón para seguir..
    Seguiremos en nuestra monótona vida, gracias a esos instantes..
    Rubén.. que no falten.. disfrútalos..

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  2. Como siempre me haces llorar, jijiji un crack, como siempre, nunca nos podrán quitar esto, vsss
    Emilio.

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