miércoles, 6 de agosto de 2014

Un fallo en la supervivencia.

No tenemos los detalles de cómo comenzó la vida en nuestro planeta, pero sí podemos imaginar un proceso de acumulación de información química que dio como resultado moléculas que podían reproducirse a sí mismas y estructuras vesiculares que imponían una diferencia entre el exterior y el interior de ellas. ARN y protomembranas celulares dieron lugar (junto con todo un ejército de maravillas biológicas), con el suficiente tiempo, a la biodiversidad que hoy día empapa nuestro planeta hasta límites que aún estamos descubriendo.

La lucha de la vida por perpetuarse siempre fue la misma: Había un problema. Las moléculas que sustentan la vida tienen un alto nivel de orden interno. Su sofisticada tecnología solo funcionaba si había un número de átomos concreto y su posición debía ser precisa. Esto es lo mismo que decir que contienen información, y como toda información de este universo estaba expuesta a la segunda ley de la termodinámica. Como existen muchas disposiciones de esos átomos que no forman una molécula biológica y solo una que sí, los cambios naturales o el simple paso del tiempo y la relación química con el entorno llevan a la molécula biológica a romperse y dejar de serlo, por pura estadística.

¿Qué solución tomó la vida para sobrevivir? La única que podía permitirse: la duplicación. Ya que tenía fecha de caducidad, toda forma de vida se las ingeniaba para reunir la información biológica que la componía y hacer una copia de sí misma. Una vez muerta, su vida continuaría en la siguiente generación. Si no conseguía reproducirse a tiempo se extinguía, de tal forma que la siguiente generación solo estaba compuesta por quienes sí habían sido capaces. La selección natural estaba en marcha.

El método funcionó a la perfección, y durante millones de años mantuvo la vida sobre nuestro planeta, pero la información que se legaba de una generación a otra era siempre pura información química sobre morfología, el detalle de la forma del ser vivo.

Mucho después surgió un tipo de célula muy especial. Se encargaba de recoger información sobre lo que sucedía en uno de sus extremos y hacerlo llegar al otro mediante un mensaje electro-químico. Cuando toda una red de estas células se unía, el ser vivo era capaz de sentir mejor su entorno y por lo tanto estar más preparado ante peligros o conseguir su alimento más fácilmente. Esto le hacía sobrevivir más y por lo tanto llegaba en mayor número a la siguiente generación. De esta forma, y siempre por selección natural, surgimos los seres vivos con sistema nervioso.

Aquí empezó lo que verdaderamente quiero escribir en este post, algo sin duda polémico y que me va a costar encontrar quien esté de acuerdo conmigo.

Las neuronas tenían un nuevo tipo de información que no pasaba a la siguiente generación. Al principio no fue un problema, solo se trataba de información sensorial básica y sin importancia, pero según se complicaron los sistemas nerviosos, y definitivamente con la aparición de sistemas nerviosos centrales (cerebros), la información que acumulaba un individuo durante su vida no pasaba a la siguiente generación, muriendo junto con él. El sistema de duplicación para mantener la vida falló, ya que fue creado para individuos más sencillos.

Los animales con cerebros más capaces, en lo que para mí es un intento desesperado e insatisfactorio para solventar este fallo inventaron la cultura. Enseñaban a sus hijos algunas de las cosas que habían aprendido en sus vidas para que ellos tuvieran esa información. Así, algo de su experiencia sobrevivía, pero ni mucho menos todo lo que ellos eran.

Nosotros los Sapiens seguimos sufriendo este fallo. Nos morimos sin ser capaces de legar toda la información que alberga nuestro cerebro a nuestros hijos, que se ven obligados a dedicar gran parte de sus vidas solo a intentar acumular una ínfima parte de información de todo lo vivido por cada uno de nosotros.

¿No es hora ya de darnos cuenta de que estamos muriendo por un fallo de la reproducción, que fue inventada para individuos sin cerebro? ¿No es hora de que dediquemos sin complejos nuestros esfuerzos tecnológicos a sobrevivir de verdad, con toda nuestra información acumulada durante nuestras vidas? Estamos acostumbrados a nacer y morir, a envejecer diciendo "es ley de vida". A llorar a nuestros muertos y saber que antes o después también desapareceremos.

Sé que es duro leer estas palabras, que lo que estoy diciendo es como poco impopular, pero creo que envejecer es una enfermedad, que nacer y morir son lacras evolutivas que no nos mantienen con vida, tan solo hacen que sigamos existiendo como especie, por el simple hecho de que como técnica de supervivencia han quedado anticuadas.

Necesitamos inventar nuestro propia técnica de supervivencia, pasar a vida 2.0, alcanzar una forma para nosotros mismos que nos permita vivir de verdad, sin muerte, sin necesidad de reproducción, sin envejecimiento sino todo lo contrario, enriquecimiento acumulando todo lo que vivimos para siempre ¿Hasta dónde llegaríamos si consiguiéramos vivir así? Porqué conformarnos con menos.


7 comentarios:

  1. Tu razonamiento me parece interesante, sobre todo tu concepción de la vida como una forma de información. No me lo había planteado nunca de este modo.
    Sin embargo, creo que has pasado por alto algo importante. En mi opinión, la reproducción no es la solución que ha resultado de la selección natural para mantener baja la entropía y así "preservar" la información de los seres vivos, sino una estrategia para "propagar" su información genética. Lo que verdaderamente mantiene baja la entropía de los organismos es la energía. Un aporte constante de energía permite mantener bajos los niveles de entropía.
    Por otro lado, creo que la reproducción no es ningún error, sino una estrategia esencial para la supervivencia de las especies. Cuantos más individuos haya de una especie, mayor probabilidad tendrá ésta de sobrevivir si las condiciones ambientales se vuelven adversas. Creo que la transmisión de nuestra información genética a la descendencia es más importante para la supervivencia de la especie que la transmisión entre generaciones de la información almacenada en nuestros cerebros, y la prueba de ello es que después de millones de años de evolución seguimos reproduciéndonos, aunque tengamos que envejecer y morir.
    En cuanto al envejecimiento, es difícil que la presión selectiva alargue la vida de los organismos a no ser que eso tenga consecuencias positivas directas para su reproducción, ya que la selección natural sólo actúa sobre las características que aportan mayores probabilidades de sobrevivir hasta la edad reproductiva. Es por eso que seguimos arrastrando el lastre del envejecimiento: una vez nos hemos reproducido, poco le importamos ya a la selección natural.
    Finalmente, y pese a mis discrepancias en algunos puntos, estoy de acuerdo contigo en que una "vida 2.0" que nos permitiera acumular mayores cantidades de conocimiento en nuestros cerebros, como tú expones, podría llevarnos muy lejos. Aunque por ahora algo así me parece poco más que ciencia-ficción.

    Saludos, Rubén.

    Elsa

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    1. Si que era verdad.. comentario interesante , - ) ¡¡gracias por pasarte Elsa, y por contestar!!!.

      Está claro que la nutrición es la primera medida anti-entropía, pero no era suficiente. El desorden nos corroe, antes o después, a todas las formas de vida.

      Tienes razón en que en la carrera de la evolución la supervivencia es el único objetivo, y no subestimo tantos siglos de experimentos biológicos sometidos a selección natural. Lo que sí creo es que nos debemos a nosotros mismos trascender a un sistema que no tiene en cuenta algo que para nosotros es importante: Todo lo que contienen, de esa maravillosa manera, nuestros cerebros.

      Es ciencia-ficción, estamos aún lejos de si quiera comprender como funcionamos, y ese sería solo el primer paso para algo así, pero recordando a Mark Stevenson "si no somos capaces de imaginar un mundo mejor, lo condenamos a no mejorar"

      [Me encanta el darwinismo tan limpio que se ve en tus textos]

      Saludos!!

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    2. Creo que esa frase que has citado es muy acertada. Me parece interesante tu punto de vista, más antropocéntrico que el mío. Suelo tener una visión muy reduccionista (y darwinista) de la vida, y a veces olvido cosas como lo que has dicho: lo más valioso para nosostros mismos son nuestra conciencia, nuestros sentimientos y nuestros recuerdos. En otras palabras, la información que contienen nuestros cerebros. Quizá la ciencia progresaría de otro modo si le diera más importancia a este tipo de cosas.
      En cualquier caso, tu entrada y tu comentario me han hecho reflexionar, así que muchas gracias por escribirlos. Me alegra también que mis textos te gusten.
      ¡Hasta la próxima!

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    3. Pensar.. y hacer pensar... ese es mi deporte favorito , - )

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  2. y cuando "cortaríamos" con la reproducción???
    Ya?? Antes de nacer tus hijos?? o quizás tus nietos???
    Quien decidiría quien sí y quien no se "eternizaría"???
    Haalaaa....a pensar!!!

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    1. Un aporte muy interesante, y que no es la primera vez que lo oigo ante mis friki-especulaciones sobre la IA. Creo que atenta contra la moral hacer que dejen de nacer nuevas personas. Sé que sería terrible hacer inmortales a tantos psicópatas y dementes capaces de las mayores atrocidades, pero me temo que es un punto de vista subjetivado irremediablemente por nuestra naturaleza actual, y quizá nuestra moralidad esté limitada por ella. Dejar de nacer sería amoral, pero hay una diferencia entre la potencia de vida y la vida en sí. Creo que es más amoral que los que estamos vivos tengamos que morir.

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    2. Por cierto... gracias por hacerme pensar.. ese es mi deporte preferido: "pensar y hacer pensar" , - )

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