domingo, 15 de abril de 2012

¿Sistes o solo existes?

Una de las preguntas fundamentales que todos podemos llegar a hacernos alguna vez es si el mundo es real, es decir, si lo que consideramos que existe lo hace realmente.

Los profundos conocimientos sobre física que hemos alcanzado (y los que alcanzaremos) nos permiten elevar la filosofía, que intenta dar respuesta a esta pregunta desde el principio de su historia, es decir, desde el principio de nuestra historia.

Hay grandes logros en este sentido guardados como tesoros en la frase de Pitágoras, de hace 2500 años: "El hombre es la medida de todas las cosas", argumentos muy buenos en contra de lo que voy a defender, como el mito de la caverna o la teoría de mi amigo Juanjo (El Laberinto del Alma) que defiende que un nivel de inteligencia cualitativamente mayor que la nuestra percibirá un mundo que está fuera de nuestro alcance.

Para poder explicarme voy a inventar una palabra. Tenemos lo que creo que son dos palabras distintas juntas en una sola. Existir. Me veo obligado a separarlas en dos para poder explicarme bien. A partir de ahora utilizaré la palabra existir pare referirme al concepto de algo dentro de nosotros, algo percibido, y utilizaré sistir para indicar la realidad material de algo en este universo, de forma independiente a nosotros.

La pregunta, entonces, no sería si existen realmente las cosas, sino: ¿sisten realmente las cosas?

Mi respuesta es siempre la misma cebolla, la misma lasaña con su bechamel.

Siste un tejido, una malla que define el espacio, formada por campos, es decir, continuos en los que se puede disfrutar de una propiedad que aparece dispuesta analógicamente sobre él. De los cambios en estos valores surgiría el tiempo, ligado, por lo tanto, inseparablemente a este.

Dentro de estos campos, sisten ciertos nudos o agrupaciones de sus características que laten e interactúan de una forma especial y determinada con el campo y con el resto de ellos. Seguramente es a esto a lo que llamamos cuerdas. De su personalidad a la hora de relacionarse emergen las características de fermiones y bosones, las partículas que creemos que existen en el universo. ¿Sisten o solo existen los fermiones y los bosones? Si nos situamos al nivel de las cuerdas solo existen, pero a nivel subatómico son los ladrillos fundamentales de la naturaleza y sisten. ¿La diferencia, entonces, es subjetiva, depende del observador? No. Los dos mundos, aunque ocupando el mismo espacio-tiempo están totalmente separados, disgregados, disjuntos. O estas en uno o estás en el otro. Las dos respuestas son verdad, solo que en planos de la realidad diferentes.

Es lo mismo que ocurre al agruparse los fermiones y bosones para formar átomos. Sus caracteres atractivos y repulsivos entran en juego y determinan una región del espacio-tiempo, independizándola del resto. La existencia de los átomos se debe a la sistencia de las partículas subatómicas, pero se abre un nuevo contexto, una nueva capa superpuesta sobre las anteriores en las que los átomos sisten.

Las siguientes capas que se marcarían serían la de la vida con la aparición de las células, la de la percepción con la aparición de los animales con neuronas, la de los pensamientos, en los animales con sistema nervioso central y de ahí, gradualmente, la aparición de la inteligencia y todas las funcionalidades que la componen en animales con cerebros cada vez más complejos hasta llegar al humano.

La vida siste, pero no para los átomos, para los que sería una existencia. El cómo están agrupados los átomos desencadena la ruptura de la realidad en una nueva capa en la que el concepto de sistencia renace.

Entonces ¿Sistimos o existimos?. Obtenemos información del mundo a través de nuestros sentidos. Solo lo que consigue atravesar todas las capas de realidad que he descrito hasta alcanzarnos es susceptible de ser observado, y por lo tanto candidato para que creamos que existe. Su sistencia está garantizada dentro de su capa de realidad.

La sistencia de cosas que no existen para nosotros está más que demostrada, y la ciencia, día a día, se encarga de conseguir que existan más y más cosas que hasta entonces solo sistían un una capa diferente a la nuestra de realidad y que por si sola no era capaz de emerger hasta nosotros. Gracias a la ciencia y sus experimentos y técnicas somos capaces de saber que el espectro electromagnético no se limita a la parte que podemos ver con nuestros ojos, sino que es mucho más amplio. Hemos conseguido comprender que existe los infrarrojos que hasta entonces solo sistían. Completar nuestros sentidos con nuevas herramientas que los potencian hasta enlazar una realidad desconocida, que solo sistía, con nuestra percepción, y por lo tanto con nuestra capa de la realidad, haciendo que existan.

Nosotros sistimos, si. Lo creo así. Sistimos pero para nosotros mismos. Si le preguntas a una célula, a un boson de Giggs o a un perro nosotros solo existimos para nosotros mismos. No es cuestión de subjetividad, de dependencia de la realidad del observador elegido, sino de contexto, de vivir en una u otra de los niveles de realidad de los que se compone el universo.

¿Puede haber, como preguntaría mi amigo Juanjo un nivel de realidad por encima nuestra, de mayor complejidad y con origen emergente en el nuestro, en el que una consciencia cualitativamente por encima de la nuestra sea capaz de observar y hacer existir realidades que están fuera de nuestro alcance?. Puede ser. Pero a nosotros nos debe dar igual. Si sisten "seres" así, nunca podremos observarles, y por lo tanto no podremos hacerles existir y si no sisten menos aún existirán.

3 comentarios:

  1. En primer lugar, decir que me ha parecido una entrada muy interesante. Pero, como ya sabes, yo pienso que si bien lo que dices es “lo más probable” para mí no hay una certeza y no puedes separar el mundo exterior de tu percepción, lo que siste de lo que existe. En mi opinión, puede que todo esté dentro de tu cabeza (aunque creo que no es así, pero no puedo tener la certeza).

    Para exponer mi opinión utilizaré un ejemplo sobre el que ya he hablado en este blog: el cerebro en la cubeta. Éste es el nombre que los filósofos modernos le han dado a un experimento mental: supongamos un cerebro (por ejemplo el nuestro) metido dentro de una cubeta y conectado por diferentes cables a un potente ordenador. El ordenador estimula las áreas visuales y sensoriales y recibe las repuestas que nuestro cerebro emite. De este modo puede hacer creer al cerebro que éste se encuentra en un chiringuito en la playa tomando un refresco y puede simular que el individuo, por ejemplo, se pone a caminar, porque recibe la decisión como un impulso nervioso del cerebro y comienza a estimular las áreas que producen la visión, el tacto, etcétera.
    La cuestión es que no podemos distinguir si nuestra vida es real o si nuestro cerebro se encuentra en alguna cubeta de este tipo (éste es al final el argumento de películas como Matrix).

    Imaginemos un cerebro de un científico metido en una cubeta. Supongamos también que somos capaces de eliminarle los recuerdos, de manera que el científico cree nacer en el mundo inventado por el ordenador conectado a la cubeta.
    Dicho ordenador interactúa con él de forma que todos los experimentos que haga sobre el mundo que le rodea, los libros que lea, los colegas con los que crea hablar, etc... le hagan creer, por ejemplo, que vivimos en un universo estacionario, tal y como Newton creía. Si mira por un telescopio y traza gráficas como hizo Hubble, verá que no hay desplazamiento hacia el rojo: el universo no se está expandiendo, permanece estático en todas direcciones.
    El ordenador puede hacerle creer que el ADN tiene otras letras, los átomos otras características, las partículas subatómicas otro spin... (siempre que todo sea coherente entre sí). En definitiva, podemos montar un universo para él que es mentira, con leyes físicas, telescopios, microscopios o anillos de aceleración de partículas alterados, siempre que todo el conjunto mantenga cierta coherencia.

    Éste científico podría asegurar que se puede separar lo que existe con independencia del observador, que una cosa es el universo estático con todas sus leyes físicas independientes y ajenas a él, y otra su percepción del mundo. Pero es mentira, porque todas esas leyes físicas que el considera existentes con independencia de su observación, no son sino una falsa ilusión provocada por el ordenador conectado a la cubeta. Los que estamos fuera de la cubeta sabríamos que se equivoca. El universo no es estático.

    Tu cerebro puede estar en una cubeta y todo lo que has oído, leído o experimentado está alterado. Da igual que hagas el experimento que sea para comprobar una ley física con tus propias manos, porque el resultado de dicha prueba vendrá falseado por el ordenador que tienes conectado al cerebro. De hecho nosotros mismos, todos los demás, no existimos, no somos sino impulsos sobre zonas de tu cerebro creados por los que están fuera de la cubeta.

    Este mundo que describo es poco probable, pero es posible, y si es posible implica que nunca podremos asegurar con certeza que existen cosas fuera de nosotros mismos.

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  2. Sin duda tienes razón.. la posibilidad que planteas esta ahí. Solo podemos asegurar desde nuestra parcialidad... desde nuestra subjetividad... por lo tanto son afirmaciones basadas y no fundamentales. En cualquier caso es como dices, es una posibilidad remota y antropocéntrica.

    Sobre todo no puede ser verdad porque eso querría decir que tu no existes y a eso si que no estoy dispuesto , - )

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  3. Sí, yo tampoco creo que sea así, pero hay que dejar la puerta abierta a estas posibilidades remotas, aunque sea un poco. Al menos es interesante pensar sobre ellas.
    Yo también creo existir en este mundo, así que eso significa que no soy sólo un impulso sobre tu cerebro. Puede que tú sí seas un impulso sobre el mío, aunque espero que no ;)

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