viernes, 8 de agosto de 2014

Remake de COSMOS, capítulo 13.

COSMOS fue una serie que recuerdo de muy pequeño, y cada vez que la volvía a ver cobraba una nuevo sentido, al ser yo diferente. Ahora, con el genial remake que han hecho, el impacto de esta serie ha sido definitivo ya que la ciencia es una parte muy importante de mí mismo.

El diálogo final del último capítulo me pone los pelos de punta cada vez que lo veo, me humedece los ojos al escuchar lo que mi interior ha gritado en silencio tantas veces.

Aquí transcribo ese diálogo, porque creo que debe formar parte de esta mi pequeña agOra:


"¿Cómo es posible que siendo una criaturas tan pequeñas y viviendo en una mota de polvo, hayamos conseguido averiguar cómo enviar naves que recorran las estrellas de la vía láctea? Hace solo un par de siglos, o unos meros segundos en nuestro tiempo cósmico, no sabíamos nada sobre donde o en qué momento estábamos. Ignorantes sobre el resto del cosmos, vivíamos en una especie de prisión, en un diminuto universo limitado por una cáscara de nuez.

¿Cómo conseguimos escaparnos de aquella cárcel? Fue gracias al trabajo de generaciones de investigadores que siguieron a rajatabla cinco sencillas normas:

• Cuestionar la autoridad. Ninguna idea es cierta solo porque alguien lo diga, incluyéndome a mí. Pensar por uno mismo. Cuestionarse a uno mismo.
• No creer algo solo porque queramos hacerlo, creer en algo no lo convierte en realidad.
• Demostrar las ideas con pruebas obtenidas a través de la observación y la experimentación. Si una idea no pasa un experimento bien diseñado es errónea. Asumámoslo.
• Seguir las pruebas allá donde nos lleven. En caso de no tener prueba reservarnos los juicios.
• Y quizás la norma más importante de todas: Recordar que uno puede estar equivocado. Incluso los mejores científicos se han equivocado en algunas cosas. Newton, Einstein y otros grandes científicos de la historia. Todos han cometido errores. Claro que sí, eran humanos. La ciencia es una forma de evitar engañarnos a nosotros mismos y a los demás.

¿Pero algún científico ha actuado mal? Por supuesto. Hemos utilizado la ciencia de forma incorrecta, igual que cualquier herramienta a nuestra disposición, y por eso no podemos permitirnos dejarla en manos de una minoría poderosa. Cuanto más nos pertenezca la ciencia a todos menos probabilidades habrá de que se le dé un uso incorrecto.

Estos valores debilitan el atractivo del fanatismo y la ignorancia, y en resumidas cuentas, el universo es sobre todo oscuro salpicado por pequeñas islas de luz. Averiguar la edad de la tierra, la distancia a las estrellas, o cómo evoluciona la vida… ¿Qué diferencia hay? Bueno, parte de ello depende de lo grande que sea el universo en el que estamos dispuestos a vivir. A algunos les gusta pequeño, y no pasa nada, es comprensible. Pero a mí me gusta grande y cuando asumo todo esto en mi corazón y mi cabeza me siento reconfortado. Y cuando me siento así quiero saber que es real, que no es solo algo que está pasando en el interior de mi cabeza. Porque importa lo que sea cierto. Nuestra imaginación no es nada comparada con la increíble realidad de la naturaleza.

Quiero saber qué hay en esos lugares oscuros y qué ocurrió antes del big bang. Quiero saber que hay más allá del horizonte cósmico, cómo surgió la vida. ¿Hay otros lugares en el universo donde la materia y la energía hayan cobrado vida, y sean conscientes? Quiero conocer a mis antepasados… a todos ellos. Quiero ser un eslabón bueno y fuerte en la cadena de las generaciones. Quiero proteger a mis hijos y a los niños del futuro.

Nosotros, que representamos la vista, el oído, los pensamientos y los sentimientos locales del cosmos, hemos empezado a conocer la historia de nuestros orígenes. Polvo de estrellas contemplando la evolución de la materia, trazando ese largo camino gracias al cual hemos tomado conciencia. Nosotros y el resto de seres vivos del planeta llevamos un legado de evolución cósmica que abarca miles de millones de años. Si nos tomamos ese conocimiento en serio, si conocemos y amamos la naturaleza tal y como es en realidad seremos recordados como eslabones buenos y fuertes en la cadena de la vida, y nuestros hijos continuarán esta sagrada búsqueda viendo por nosotros igual que nosotros hemos visto por aquellos que llegaron antes que nosotros, y descubriendo maravillas con las que aún ni hemos soñado en el COSMOS."

Gracias Carl Sagan. Gracias Neil deGrasse.

miércoles, 6 de agosto de 2014

Un fallo en la supervivencia.

No tenemos los detalles de cómo comenzó la vida en nuestro planeta, pero sí podemos imaginar un proceso de acumulación de información química que dio como resultado moléculas que podían reproducirse a sí mismas y estructuras vesiculares que imponían una diferencia entre el exterior y el interior de ellas. ARN y protomembranas celulares dieron lugar (junto con todo un ejército de maravillas biológicas), con el suficiente tiempo, a la biodiversidad que hoy día empapa nuestro planeta hasta límites que aún estamos descubriendo.

La lucha de la vida por perpetuarse siempre fue la misma: Había un problema. Las moléculas que sustentan la vida tienen un alto nivel de orden interno. Su sofisticada tecnología solo funcionaba si había un número de átomos concreto y su posición debía ser precisa. Esto es lo mismo que decir que contienen información, y como toda información de este universo estaba expuesta a la segunda ley de la termodinámica. Como existen muchas disposiciones de esos átomos que no forman una molécula biológica y solo una que sí, los cambios naturales o el simple paso del tiempo y la relación química con el entorno llevan a la molécula biológica a romperse y dejar de serlo, por pura estadística.

¿Qué solución tomó la vida para sobrevivir? La única que podía permitirse: la duplicación. Ya que tenía fecha de caducidad, toda forma de vida se las ingeniaba para reunir la información biológica que la componía y hacer una copia de sí misma. Una vez muerta, su vida continuaría en la siguiente generación. Si no conseguía reproducirse a tiempo se extinguía, de tal forma que la siguiente generación solo estaba compuesta por quienes sí habían sido capaces. La selección natural estaba en marcha.

El método funcionó a la perfección, y durante millones de años mantuvo la vida sobre nuestro planeta, pero la información que se legaba de una generación a otra era siempre pura información química sobre morfología, el detalle de la forma del ser vivo.

Mucho después surgió un tipo de célula muy especial. Se encargaba de recoger información sobre lo que sucedía en uno de sus extremos y hacerlo llegar al otro mediante un mensaje electro-químico. Cuando toda una red de estas células se unía, el ser vivo era capaz de sentir mejor su entorno y por lo tanto estar más preparado ante peligros o conseguir su alimento más fácilmente. Esto le hacía sobrevivir más y por lo tanto llegaba en mayor número a la siguiente generación. De esta forma, y siempre por selección natural, surgimos los seres vivos con sistema nervioso.

Aquí empezó lo que verdaderamente quiero escribir en este post, algo sin duda polémico y que me va a costar encontrar quien esté de acuerdo conmigo.

Las neuronas tenían un nuevo tipo de información que no pasaba a la siguiente generación. Al principio no fue un problema, solo se trataba de información sensorial básica y sin importancia, pero según se complicaron los sistemas nerviosos, y definitivamente con la aparición de sistemas nerviosos centrales (cerebros), la información que acumulaba un individuo durante su vida no pasaba a la siguiente generación, muriendo junto con él. El sistema de duplicación para mantener la vida falló, ya que fue creado para individuos más sencillos.

Los animales con cerebros más capaces, en lo que para mí es un intento desesperado e insatisfactorio para solventar este fallo inventaron la cultura. Enseñaban a sus hijos algunas de las cosas que habían aprendido en sus vidas para que ellos tuvieran esa información. Así, algo de su experiencia sobrevivía, pero ni mucho menos todo lo que ellos eran.

Nosotros los Sapiens seguimos sufriendo este fallo. Nos morimos sin ser capaces de legar toda la información que alberga nuestro cerebro a nuestros hijos, que se ven obligados a dedicar gran parte de sus vidas solo a intentar acumular una ínfima parte de información de todo lo vivido por cada uno de nosotros.

¿No es hora ya de darnos cuenta de que estamos muriendo por un fallo de la reproducción, que fue inventada para individuos sin cerebro? ¿No es hora de que dediquemos sin complejos nuestros esfuerzos tecnológicos a sobrevivir de verdad, con toda nuestra información acumulada durante nuestras vidas? Estamos acostumbrados a nacer y morir, a envejecer diciendo "es ley de vida". A llorar a nuestros muertos y saber que antes o después también desapareceremos.

Sé que es duro leer estas palabras, que lo que estoy diciendo es como poco impopular, pero creo que envejecer es una enfermedad, que nacer y morir son lacras evolutivas que no nos mantienen con vida, tan solo hacen que sigamos existiendo como especie, por el simple hecho de que como técnica de supervivencia han quedado anticuadas.

Necesitamos inventar nuestro propia técnica de supervivencia, pasar a vida 2.0, alcanzar una forma para nosotros mismos que nos permita vivir de verdad, sin muerte, sin necesidad de reproducción, sin envejecimiento sino todo lo contrario, enriquecimiento acumulando todo lo que vivimos para siempre ¿Hasta dónde llegaríamos si consiguiéramos vivir así? Porqué conformarnos con menos.