lunes, 15 de abril de 2024
El todo
miércoles, 8 de febrero de 2023
Virtual es real
Si buscamos en el diccionario la palabra virtual una de sus acepciones dice: “Que solamente existe de forma aparente y no es real”
Como habrás podido imaginar por el título de este capítulo,
vamos a tener aquí una pelea con la mismísima RAE, la Real Academia Española,
porque voy a tratar de explicar que no puedo estás más en desacuerdo con esa
definición.
Una casa es algo que todos podemos identificar y diferenciar
fácilmente. Todos -igualmente- aseguraríamos que es algo físico y tangible, y
-por supuesto- absolutamente real. Sea una casa baja o un edificio alto, de
ladrillos o madera, tejado plano o a dos aguas, rústica o moderna si le
preguntamos a Ariadna Gavilán Montoya puede reconocerla y saber que te puedes
refugiar dentro, puede imaginar que tiene distintos espacios, como
habitaciones, comedor, cocina, baños y que puedes dormir en ella por las
noches. Algo tan real como tú o yo.
Ahora vamos a hacer un experimento, que es coger cada una de
las piezas que forma la casa, sus ladrillos, maderas, baldosas y azulejos,
cubiertas de yeso o pladur… todos y cada uno de los materiales que la forman, y
los vamos a disponer sobre el suelo de forma más o menos ordenada. Qué no falte
nada, ni un solo clavo o tornillo. Si le preguntamos ahora a Ariadna si tenemos
una casa ¿seguiría diciendo que sí? ¿Podrías decir tú que tienes una casa si
tienes ese montón de materiales? ¿Podrías seguir durmiendo, viendo la tele o
cocinando con ellos? Ya no, ya no hay casa. Pero ¿Si no falta ni una sola pieza
de la casa, entonces donde está la casa? Hay un ingrediente que en el montón de
escombros no está y en la casa sí, que es el orden, la disposición de los
elementos que la componen de una determinada y precisa forma. Ergo la casa no
es un elemento físico, algo que queda solo para sus componentes, si no que es
un concepto virtual que flota sobre ellos si los colocamos. La casa emerge al
ordenar los ladrillos.
Esto mismo lo podríamos pensar con una mesa, un coche,
cualquier electrodoméstico, etc ¿Tendrías un coche si sus ruedas estuvieran en
el maletero? Muy lejos no ibas a ir con él. Cada pieza suya es física, pero el
coche no, porque si no las colocas no tienes coche, solo un montón de piezas en
las que no te puedes desplazar.
Hace muchos años estuve en un museo de ciencia y en una
vitrina había una serie de frascos de cristal, unos grandes y otros mucho más
pequeños, todos conteniendo polvo de distintos colores o gases transparentes.
Al leer la información sobre qué era aquello indicaba que esos eran -con total
precisión- los elementos químicos que forman el cuerpo de un ser humano adulto,
y que se encontraban allí exactamente en la cantidad necesaria para constituir
uno. Es evidente que no era una persona, que no podías preguntarle si le
gustaban las coles de Bruselas y que nadie iba a ser detenido por haber
atomizado a nadie. No era nadie. Pero podría serlo. Allí estaban todos esos
átomos absolutamente inertes, desprovistos de cualquier rastro de vida, pero
rotundamente físicos y reales. Si tuviéramos una impresora 3D que estableciera
el orden entre ellos, que catalizara las reacciones químicas necesarias para ir
formando moléculas y luego las dispusiera formando células, y repitiera este
infinito baile agrupándolas en tejidos, órganos, sistemas… y finalmente en una
persona (algo que no es tan diferente de lo que de verdad sucede durante
nuestra gestación) aportaríamos ese ingrediente mágico, orden, y tendríamos
vida y persona, algo que en aquella vitrina de museo no había. Las personas
somos virtuales, solo aparecemos cuando nuestro soporte físico está ordenado
exquisitamente, si no adiós persona.
La gracia completa vienen aquí: Este mismo ejercicio lo
podemos hace con ejemplos cuantitativamente más complejos o mucho más
sencillos, y funcionará de igual manera. Por ejemplo, una sociedad humana es
algo virtual que aparece cuando juntamos personas y se relacionan entre ellas.
Si las separamos, no falta ni un humano, pero ya no hay sociedad. El sistema
solar seguiría siéndolo si quitamos algún planeta o el sol capturara algún
objeto interestelar y entra en órbita alrededor de él, pero si el sol no
tuviera ni un solo cuerpo celeste al que influir gravitatoriamente de forma
clara (ojo que la gravedad afecta a toda distancia) más que un sistema solar
tendríamos un sol.
Si pensamos en el ladrillo de nuestra casa de antes, ese que
estaba claro que aunque la casa era virtual él era real, podemos repetir el
proceso de separar sus componentes a ver qué sucede. Estrellemos el ladrillo
contra el suelo con fuerza y comprobaremos que hemos dejado de tener ladrillo
sin que falte nada. Ya no puedo construir con él, ha desaparecido, por lo que
el ladrillo también es virtual.
¿Y si bajamos aún más a lo pequeño? ¿Son los átomos reales o
virtuales? En los trozos más pequeños del ladrillo que acabamos de partir, en el
polvo que hayamos conseguido, hay sílice, uno de sus ingredientes principales.
Esta sílice se llama en química óxido de silicio, es decir un átomo de silicio
y dos de oxígeno. Si nos fijamos en el silicio, es un átomo que siempre tiene
14 protones agrupados en su núcleo. Si no fueran 14 si no 13 tendríamos
aluminio con el que hacer ventanas y si tuviera 15 tendríamos fósforo que
podría formar parte de nuestro ADN o nuestras membranas celulares, pero no
podríamos hacer ladrillos. Las características, todas las propiedades de los
átomos aparecen si juntamos el número necesario de protones (que no son nada
fáciles de juntar). Los átomos son virtuales y solo aparecen cuando juntamos
sus protones (por supuesto también sus neutrones y electrones) que sí son
físicos…. ¿O no?
¿Hasta donde podríamos subir o bajar buscando ejemplos en lo
más pequeño o lo más grande? ¿Qué es real? Yo creo que simplemente la
definición del diccionario de virtual está equivocada y que todos los ejemplos
de los que hemos hablado y cualquier otro que se nos ocurra trata sobre cosas
reales, porque este juego, el de agrupar para conseguir cosas que antes no
existían es en lo que consiste nuestro universo, nosotros y nuestra vida en él.
Si te ha interesado el tema permíteme recomendarte mi libro
“Infovisión” que ahora está a la venta en Amazon sin ningún interés personal al
hacerlo excepto el de comunicar la idea que encierra, similar a la de esto que
acabamos de comentar, pero explicado con mayor profundidad.
Virtual es real.
Versión para escuchar:
lunes, 1 de noviembre de 2021
Hombre, mujer, sexo, género y la injusticia de las palabras
Usamos las palabras para hablar, para comunicarnos, pero también las usamos
para pensar. Es por esto que debemos tener muy en cuenta la relación entre
nuestras amigas las palabras y los conceptos que encierran. Lo habitual es que
contengan una o más acepciones discriminables por el contexto en el que sean
usadas, pero hay ocasiones en la que nos encontramos con palabras que encierran
conceptos cercanos que quedan mezclados injustamente, enturbiando nuestra
capacidad de expresión, pero -más importante- confundiendo nuestra realidad.
Por ejemplo, la palabra suerte. Hay dos cosas muy diferentes que mezclamos
de forma bastante injusta: por un lado, cuestiones que dependen exclusivamente
del puro azar, y por otro, metas alcanzadas con intención. Me tocó la lotería ¡qué
suerte! Aprobé el examen ¡qué suerte!
Uno de los ejemplos más amplios de estas injustas mezclas la tenemos en palabras
que a priori pueden resultar de lo más inocentes: Hombre y mujer, femenino y
masculino. Parecen palabras que cualquier niño puede controlar, pero vamos a
detenernos a examinarlas y descubriremos cuantas cosas diferentes hemos metido
dentro de ellas.
Las personas tenemos una molécula de ADN en cada una de nuestras células.
Una de las formas en las que puede aparecer este material genético es como
parejas de cromosomas. La pareja 23 tiene una particularidad, hay personas con
XX y otras con XY, es decir, el último cromosoma es más largo en algunas
personas y más corto en otras.
También tenemos unos genitales, las partes de nuestro aparato reproductor
que pueden verse desde fuera de nuestro cuerpo: pene, testículos, vulva y
vagina.
Otro tema muy diferente que también forma parte de las personas es el
conjunto de gestos, formas, modales, peinados, ropas, complementos personales
(incluso dotarse de bellos en unas u otras partes del cuerpo) que forman un
conjunto de expresiones que utilizamos como carta de presentación de cara a
nosotros mismos a nivel personal y a los demás a nivel social.
Por otro lado, está la sexualidad de cada uno, es decir, la atracción física
y emocional hacia otras personas.
Bien, pues ya tenemos todos los ingredientes para definir qué es un hombre
-lo masculino- y qué una mujer -lo femenino-:
Una persona con cromosoma 23 XY, que tiene pene y testículos, que se muestra
ante los demás con ropa-pelo-bello-formas reconocidas socialmente como
masculinas y a quien le gustan las mujeres es un hombre.
Una persona con cromosoma 23 XX, que tiene vulva y vagina, que se presenta
ante los demás con ropa-pelo-bello-formas reconocidas socialmente como
femeninas y a quien le gustan los hombres es una mujer.
Fin de la historia ¿Verdad? ¡¡qué sencillo!!! Pues ni mucho menos, pues si
algo tenemos las personas es que no somos nunca sencillas.
La relación entre la información genética de nuestro cromosoma 23 con
nuestro aparato sexual es un hecho científico ampliamente superado, pero
también lo es el afirmar que no es determinante. Factores ambientales, la
expresión o no de ciertos genes por distintos factores y todo un complejo
ecosistema que estudia la epigenética puede dar lugar a personas que teniendo
cromosoma XX tengan pene, y con XY vagina. Es más, hay personas que no tiene
ninguna de las dos cosas, personas intersexuales que tienen las dos e incluso
hay personas que nacen con una de ellas y cuando entran en la pubertad cambian
desarrollando la otra. Resistencias a la testosterona que cambian en un momento
determinado pueden dar lugar a personas con estas características. Esto
demuestra que nuestra genética o nuestros aparatos reproductores no pueden ser
determinantes para clasificarnos como hombres o mujeres.
Ni que decir tiene que una persona con falda, pelo largo, amplios collares,
pendientes, ropa ajustada y anillos puede ser una mujer o un escoces heavy
metal. Cómo nos mostremos al mundo, si tenemos más o menos barba, si nos
depilamos allí o allá o el color de la camisa no nos convierte en hombres o
mujeres. Prueba de ello es que un día podemos tener un aspecto diametralmente
opuesto al siguiente, sin cambiar nada en nosotros.
Tema superado es -o debe ser- el de que la orientación sexual. Ser
heterosexual (te gustan las personas con identidad de género contrario) no es
la única que existe. Homosexual (te gustan las personas de tu misma identidad
de género), bisexual (te gustan dos o más identidades de género), Asexual
(no sientes atracción por otras personas), Pansexual (atracción por todas las
identidades de género). Ni que decir tiene que quien te gusta no determina si
eres hombre o mujer.
Entonces ¿Qué nos hace ser hombres o mujeres?
La infinita complejidad de nuestros cerebros da como resultado lo que
comúnmente llamamos mente. Dentro de las piezas básicas que componen este
rompecabezas (nunca mejor dicho) contamos con una que es la identidad de
género. Es aquí, como una parte esencial de nosotros mismos, donde emerge
nuestro verdadero, intrínseco y personal sentimiento que nos hace ser hombres o
mujeres. Ojo, no digo sentirnos hombres, digo que nos hace ser hombres.
¿Cómo podemos comprobar que esto es así? Vamos a intentar hacer un
experimento mental, que, si bien no arrojan pruebas fehacientes, le sirvieron a
Albert Einstein para aproximarse a su relatividad. Pensemos en un futuro
imaginario -aunque posible- en el que la medicina haya avanzado tanto que los
trasplantes cerebrales sean una realidad. Imaginemos que nos someten a dicho
trasplante y remplazan nuestro actual cuerpo por otro con cromosomas,
genitales, presencias de bellos y tamaños de pechos contrarias a las que
tenemos ahora mismo ¿Cambiaría esto nuestra identidad de género? ¿Dejaríamos de
ser mujeres para ser hombres o viceversa? No, no lo haríamos. Igual que no
cambiarían tatos y tantos otros aspectos que forman parte íntima e intrínseca
de lo que nos define. Accidentes traumáticos y experimentos de muy dudosa
moralidad han demostrado esto mismo a lo largo de la historia.
De hecho, la realidad de las personas es aún más compleja, pues existen
otras identidades de género inexplicables sin reconocer que es algo
exclusivamente cerebral: Personas no binarias, es decir, con una tercera
identidad de género que no es ni hombre ni mujer. Demiboy o demigirl, que son personas
que se identifican solo parcialmente como hombres o como mujeres, incluso hay
quien se identifica con ambos. Hay sociedades en las que son reconocidas 5 o
más identidades de género, y las personas son clasificadas fuera del binarismo
hombre-mujer.
¿Qué es una persona trans entonces? Pues simplemente una persona a la que se
le ha presupuesto una identidad de género en base a si tiene pene o vagina al
nacer y no se ha acertado. Estas, a pesar de ser reconocidas por los demás como
perteneciente a esa identidad, a pesar de ser tratados, vestidos, clasificados
y registrados como los demás presuponen llega un día que se dan cuenta que
todos ellos se han equivocado, pues quien está en posesión de ese conocimiento
es únicamente uno mismo. No se trata de un capricho ni de una moda. Solo tienes
que pensar qué te pasaría si a partir de hoy todo el mundo te tratara como
hombre si eres mujer y viceversa ¿Tendrían razón todos ellos o tu?
Al igual que ningún recién nacido tiene una sexualidad, ninguno tiene una
identidad de género. Ambas cuestiones son exclusivamente mentales y han de
cristalizar llegado cierto momento de madurez de esa persona durante su
desarrollo. Estamos lejos de poder saber cuál es el origen de ambas cuestiones,
si tiene o no influencias genéticas, epigenéticas, ambientales, sociales, etc…
Pero sea como sea la diversidad humana en ambos sentidos es innegable.
El lenguaje y las palabras deben ser justos con la realidad, y no debemos
dejar que la mezcla de conceptos de ámbitos tan diferentes como de los que
hemos hablado convivan dentro de las palabras hombre y mujer. Es injusto y
perjudicial para tantas y tantas personas que no coinciden con nuestras
definiciones simplificadas del principio, que tan reconfortantes nos pueden
resultar a quienes sí lo hacemos, pero que tanto le faltan a la verdad que muestra
la realidad.
No somos piezas de ajedrez, somos lo que marca nuestra identidad de género
en nuestro cerebro, todo un espectro analógico de colores entre hombre, no
binario y mujer. Independientemente de lo que tenga escrito nuestro ADN, del
aparato sexual que tengamos, del tamaño de nuestros pechos o nuez, de la forma
de nuestras caderas, de cómo nos guste llevar el pelo, si usamos o no falda o
camisa rosa.
Las combinaciones entre genéticas, aparatos sexuales, expresiones de género,
identidades de género y sexualidades son tan amplias que nos hacen falta todo
un montón de nuevas palabras, no solo para denominarnos, recordemos la primera
frase con la que empezamos... hacen falta para que la diversidad humana se
reconozca y exista para todos.
martes, 2 de marzo de 2021
Una roca espacial especial
Érase una vez una roca grande que yacía plácidamente en la superficie del planeta Marte hace millones de años
Un día algo rompió súbitamente su milenaria rutina: Una gran explosión ocurrió cerca de él, quizá un meteorito bastante grande impactara lo suficientemente lejos como para no destrozarla, pero lo suficientemente cerca como para lanzarla al espacio con tanta fuerza que consiguió romper con la gravedad de Marte y comenzar un viaje espacial. Este hecho de por sí para la vida de una tranquila roca ya es una casualidad y la oportunidad de convertirse en algo especial, pero la historia de nuestra amiga no ha hecho más que empezar.
De todas las direcciones en las que podía haber sido lanzada al espacio tomó una -de nuevo- muy muy especial. Su trayectoria por el espacio vacío, de otro buen montón de años, la llevaría inexorablemente a entrar en colisión con el planeta vecino, la Tierra. Recordemos que la distancia media entre ambos planetas es de 225 millones de kilómetros, por lo que esta segunda casualidad es tremendamente improbable, pero una vez más nuestra amiga roca fue agraciada.
Tras todo ese tiempo de tranquilidad espacial llegó el día de impactar contra la Tierra. La mayoría de las rocas que son atrapadas por la gravedad de nuestro planeta son desintegradas por el rozamiento con la atmósfera al alcanzar grandes velocidades en su camino descendente, y quedan en anecdóticos destellos de luz más o menos brillantes. Pero ya conocemos a nuestra querida roca, ella consiguió sobrevivir a la entrada y alcanzar la superficie con un buen estruendo.
Pasados los primeros instantes, la roca de nuevo se enfrentaba a la tranquila eternidad, y pasó largos años descansando inmóvil de nuevo. Un día, un científico o una persona lo suficientemente curiosa se fijó en ella. Tras ser examinada cuidadosamente los geólogos pudieron determinar su origen y descubrir la historia de su intensa existencia registrada en sí misma. Solo 200 veces se ha podido constatar que haya pasado este encaje de bolillos, por lo que su valor y fama se extendió entre las personas.
Bueno, pues parece que al final en vez de su anónimo aunque curioso destino le esperaba ser admirada por una persona detrás de otra en algún museo o similar. Pero ella es tan especial, tanto, que el remate de su historia es genial.
Un compendio internacional de científicos liderados por la NASA decide mandar una nueva misión para estudiar geológica y prebiológicamente el planeta Marte: Perseverance. Construyen un vehículo autónomo cargado con el que quizá es el laboratorio robótico más sofisticado jamás construido por el ser humano, que entre otros cuenta con SHERLOC, un instrumento que mediante laser buscará rastros de moléculas relacionadas con la biología, posibles rastros de vida Marciana. El problema es que este instrumento necesita ser calibrado antes de ejecutar sus experimentos para alcanzar la precisión en sus medidas que esta labor necesita. ¿Y cual es el mejor objeto para calibrar los laser de este instrumento? Precisamente una roca del propio planeta Marte sería ideal, al hacer una primera medición sobre él se puede saber si es necesario algún ajuste porque el valor que se debe obtener es conocido.
He aquí el fabuloso final de nuestra roca viajera: es cortada en dos pedazos, uno se utiliza para las pruebas de SHERLOC aquí en la tierra, y el otro se monta en su nave espacial propia como único tripulante y gracias a un impresionante resumen de la capacidad científica y tecnológica del ser humano es lanzada de nuevo al espacio:
Esta vez el viaje es mucho más corto, menos de seis meses de vuelta dirigida. Comparado con todo lo que lleva encima se le ha pasado "volando". Cuando llegó a Marte, y a pesar de hacerlo a una gran velocidad, por una vez el aterrizaje ha sido suave, suave, su su suave. Un paracaídas con mensaje y un ascensor con su cuerda incluida lo depositan sobre la superficie como una mariposa de 1000Kg.
Ha vuelto a casa, nuestra amiga roca se ha convertido en el primer objeto (que sepamos) que hace un viaje interplanetario de ida y vuelta entre dos planetas gracias a esta sucesión de improbables casualidades, y de paso ayudando a la ciencia. ¿No está mal para una simple roca, verdad?
[Historia inspirada por Jesús Martinez Frías, doctor en ciencias geológicas y experto en meteoritos y geología planetaria.]
https://www.jpl.nasa.gov/news/a-piece-of-mars-is-going-home
martes, 29 de octubre de 2019
El poder de la atención
Si nos fijamos un poco en ese acto tan cotidiano y continuo que es el de prestar atención a una u otra cuestión podemos ver fácilmente que no es algo trivial.
Internet está en la palma de nuestra mano y en cualquier momento podemos publicar o acceder a la información que queramos. Genial ¿no? todo el saber y el presente de la humanidad al completo accesible para que disfrutemos de él. Pues no, no es tan genial... vamos a ver por qué.
Para empezar, la cantidad de información nueva que a cada instante se genera en Internet es abrumadoramente superior a la que ninguno de nosotros podemos prestarle atención. Por ejemplo, cada segundo se publican aproximadamente 24000 segundos de vídeos en Youtube. Aunque le dedicáramos toda nuestra atención a esta página sin dormir ni hacer nada más que mirar fijamente vídeo tras vídeo tan solo accederíamos al 0'0042% de lo publicado. Imaginemos si tenemos en cuenta las demás publicaciones de Facebook, Twitter, Instagram, Whatsapp, Blogs, Podcast y un sinfín de redes sociales y páginas. Es simplemente inabarcable. ¿Añadimos cientos de canales de televisión, series a la carta, películas y videojuegos?
Siendo esto así, cada persona solo le vamos a poder prestar atención a una muy pequeña parte de todo este universo que se crea a cada instante. Bueno, no pasa nada, cada uno elige lo que quiere ver y se acabó el problema ¿Verdad? Me temo que tampoco es así.
El primer problema derivado de esto es el estrés al que naturalmente tendemos al intentar prestar más atención de la que podemos. Para agravar esto las notificaciones con señales sonora o cartelitos numéricos que hacen nuestro móviles reclaman constantemente ese apreciado recurso que es nuestra atención. Suscripciones, reenvíos, feeds, grupos, y mil y un métodos de "estar al día" empeoran esta situación.
Otro problema es la tendencia de nuestra atención de fijarse en lo llamativo y no en lo importante. Me explico: Chistes, chismes, barrabasadas, perritos & gatitos, famosos, pringaos haciendo el memo, mensajes de odio, etc campan a sus anchas por todos los rincones de Internet y acosan a nuestra atención absorbiendo este recurso escaso y limitado. Debería tener un nombre la enfermedad que supone para una persona regalar toda su atención a banalidades que carecen de toda importancia para sí mismos.
El tercer gran problema es que directamente tu atención se ha convertido en un producto. Controlar lo que atendemos y lo que no ya es la profesión de quien bajo las ordenes de intereses empresariales o incluso políticos utilizan artes que están más allá de la ética para a través de fakes, rumores virales, robots que reenvían noticias o en el peor de los casos creando verdaderos problemas sociales a modo de espesas cortinas de humo evitan que nuestra atención llegue a su legitimo destino, que es a los culpables del saqueo de lo público y demás ladrones encorbatados.
Podrías decirme: Cada uno hace lo que quiere, él sabrá. Bien, una vez más no estoy de acuerdo.
Me explico: La atención no es un bien intangible que no tiene consecuencias. Todo lo contrario, es precisamente nuestra atención la que hace que las cosas sean posibles. Donde recae la atención recae el dinero, y este hace precisamente que eso que ha sido atendido crezca. De esta manera se cometen las injustas canalladas como que las personas más reconocidas social y económicamente son discutidores profesionales de televisión, futbolistas, y demás "distraedores" circenses, mientras que a las personas que se desgastan la vida trabajando para el bien de todos -como los científicos o profesores- no son atendidos y por lo tanto tienen dificultades para que el dinero les permita seguir trabajando y viviendo.
Es un problema sistémico del ser humano, primero alcanzamos las capacidades y las hacemos nuestras como si supiéramos lo que hacemos, y luego (o nunca) pensamos qué debemos o no hacer con ellas.
Sería de vital importancia reconocer el poder que tiene nuestra atención, y que como otro recurso a nuestro alcance lo depositáramos con responsabilidad sobre cuestiones que nos atañen y que de verdad tengan importancia para nosotros mismos. Hoy por hoy esto es una utopía, pero como diría Serrat ¡defendamos la utopía!! Imaginemos un mundo mejor, si no ¿Cómo podría ese mundo llegar a ser real?
Por cierto, no olvides reenviar este post, colgarlo en tus redes sociales, subirlo a tus grupos de Whatsapp, hacer un vídeo de Youtube comentándolo e imprimirlo y ponerlo en las farolas y en los parabrisas de los coches... si no ¿Cómo nadie le va a prestar atención a la atención?
viernes, 17 de febrero de 2017
Cuentos. El principito y los límites del universo.
- Señor Salviati -saludó el principito-
- Buenas caballero, ¿qué pensamientos pueblan la cabeza de mi buen amigo? ¿Quizá piensas en tu rosa? ¿Quizá en tu cordero? -contestó Salviati-
- No, esta vez no. -Y calló por un instante- Al mirar esta última puesta de sol me estaba preguntando cómo es de grande el universo y cómo serán sus fronteras. Si consiguieran los pájaros llevarme hasta ellas y me asomara ¿Qué vería más allá?
- Hooo, ya veo. Que interesantes preguntas tienes hoy!!! Precisamente tengo aquí dos inventos mágicos, dignos del bolsillo de Doraemon, que podemos utilizar para que tú mismo las contestes.
Salviati sacó de su bolsillo un pequeño reloj y una extraña regla:
lunes, 30 de enero de 2017
Cuentos. Las tres princesas.
Ellas eran muy diferentes unas de otras. La mayor, Nube, era muy emocional y tímida. Su hermana Nio era brusca y distante. La pequeña, Áure, un torbellino de energía que no paraba nunca.
El rey enviudó, y la relación con sus hijas se volvió más complicada. Las tres se terminaron por distanciar de él, y así pasaron bastantes años.
El rey se encontraba en muy mala situación. Solo, sin su mujer ni sus hijas y con las presiones de gobernar su mente empezó a decaer. No cuidaba su salud y sus decisiones eran las de un demente. Necesitaba ayuda de forma urgente, o sería el fin para él y su reino.
Nube no paraba de pensar en él. Su preocupación era constante y profunda. No se permitía ni un instante de felicidad. A todas horas se devanaba los sesos pensando qué sería de su padre y qué le estaría pasando. Ni dormía por las noches de preocupación, pero no era capaz de hacer nada, jamas iba a verle ni se ponía en contacto con él de ninguna forma.
Áure visitaba constantemente a su padre. Todo el rato le decía lo que tenía que hacer y le machacaba una y otra vez recordándole lo mal que hacía las cosas. Después, cuando se había desahogado se marchaba.
Nada se sabía de la antipática Nio.
La situación se volvió límite, ya que los vientos de debilidad llegaron a oídos del pueblo vecino, que rápidamente mandaron un emisario para que visitara al rey y confirmara si era o no sencilla su derrocación.
Nube supo de la visita del emisario y de sus intenciones, pero el miedo la impidió hacer nada. Áure andaba castillo arriba y castillo abajo gritando a su padre cómo debía actuar, y una vez más, antes de que el emisario llegara desapareció.
Todo estaba perdido. El emisario entró en el salón del trono, presidido por un rey acabado. La media sonrisa del emisario lo decía todo. Pero en ese momento alguien más entró en salón: Era Nio, vestida para la guerra, y empuñando una gran espada. Sin mediar palabra se dirigió hacia el emisario manteniendo sus ojos fijos en él. Tras ponerle una mano en el hombro y cargar la otra, la de la espada, ligeramente hacia atrás, le habló lentamente y en voz baja: "Lárgate de aquí ahora mismo, y dile a tu señor que se mantenga fuera de nuestras fronteras"
El emisario, sorprendido de seguir con vida huyó. El rey quedó estupefacto. Hacía años que no veía a su hija y la situación era más que inesperada. Pero supo cómo reaccionar. Se levantó, y dio unos pasos hacia ella. Con la voz aún temblorosa pero con gesto firme se quitó la corona y amablemente se la ofreció.
Y tu... ¿De verdad crees que lo que sientes y callas o lo que dices sin dar ejemplo vale algo comparado con lo que haces?
domingo, 22 de enero de 2017
Motauros 2017
He de escribir aquí que esta concentración ya no es lo que era, y no por la organización, que es bastante buena, y no por la afluencia de público, que sigue aumentando año a año. Es por nosotros.
Y es que no hay otra forma más clara de decirlo: Estamos viejos. Son ya muchos años haciendo las mismas cosas, y lo que hacía especial estos días ha pasado a aburrir. Rubén, era muy graciosa tu chupa sucia y tus botitas ardientes, pero contar un chiste 19 veces, de verdad, no puede hacer gracia.
La fiesta cada año va a peor, con moteros cada vez menos moteros y resakas cada vez más pegajosas, las motos cada vez nos interesan menos... joder, nunca fueron más que ruedas y motores, y estar 48 horas sin comodidades ha pasado de no hacer gracia, a no apetecer, directamente.
Este podría ser el resumen de estos dos días de concentración motera, pero no es así... nada más lejos de la realidad.
Si algún resumen puedo hacer de este motauros, si alguna sustancia ha llegado a mi ha sido la idea de que la importancia de esta quedada está perfectamente intacta. ¿Cómo puede ser? ¿Es que no hay algo de verdad en lo anterior?
Cada año somos un año mayores -justo- y las resakas seguramente se llevan algo peor, pero eso no afecta ni un ápice a la fiesta que nos corremos. Con los años lo único que ha cambiado es la cantidad de anécdotas que tenemos para recordar, y cada año fabricamos un buen número de nuevas para los años que vienen.
No hay cambio en la ilusión que me hace según se acerca la fecha,
no hay cambio en la alegría de volver a veros a tod@s,
no hay cambio en las ganas de llegar y vestirme adecuadamente,
no hay cambio en mi amor por el fuego -nunca fue por competir-,
no hay cambio en las risas,
no hay cambio en la pasión sincera por las motos -como mucho aumenta-,
no hay cambio en lo moteros que somos los "putos peatones",
no hay cambio en los que faltan, que nunca faltan del todo,
no hay cambio en los que no faltan que mantienen esto en pié,
no hay cambio en los nuevos, que al rato ya son uno más a quien coger cariño y añorar,
no hay cambio en la pena de que tenga que acabarse en ese suspiro que son las trepidantes 24 horas más vikingas del año,
no hay cambio,
no hay cambio.
No hay casualidad en el grupo que hemos formado. Por muchos años.
martes, 17 de enero de 2017
Cuentos. La isla de Magnos y Formici
Las disputas entre ambos pueblos eran claras y continuas. La convivencia, en una sola isla con recursos limitados, estaba lejos de ser sencilla. De esta manera la guerra entre ellos se veía inevitable. Además, los Magnos se sentían muy superiores y capaces, y eso no ayudaba a la paz.
Cuanto la tensión era máxima, y la guerra inminente, el anciano más sabio del lugar propuso una disputa no bélica para resolver el conflicto: Cada pueblo elegiría al más fuerte miembro de su comunidad para superar una prueba de fuerza. Empujarían una gran piedra hasta la cima del volcán que coronaba la isla. El pueblo que consiga llevar su piedra antes tendría derecho a toda la isla, y el pueblo perdedor debería abandonarla.
Ambos pueblos quedaron conformes y el día señalado mostraron a sus elegidos. El gran Magno era un hombre tremendamente grande, corpulento, y fuerte. Se sentía confiado de su fuerza, y se había preparado mucho para el gran esfuerzo. Estaba listo. El candidato de los Formici era una mujer normal y corriente, carente de una fuerza especialmente grande, y de ningún otro atributo que pareciera destacar como para justificar su elección.
La burla entre los Magnos era evidente. Su victoria estaba aún más clara que nunca. La preparación mental y física de su candidato para el gran esfuerzo era la mejor.
Se mostraron las dos grandes piedras y ambos candidatos se situaron frente a ellas. Eran mucho más grandes de lo que nadie hubiera imaginado, y aunque redondeadas y lisas, todo el mundo se sobrecogió al verlas, pues de pronto la labor se antojaba fuera de lo posible para un ser humano.
El gran Magno, utilizó su gran preparación para no sentirse impresionado, y en cuanto la prueba comenzó, ansioso, asió su piedra y empujó con todas sus fuerzas. Descargó contra ella todo el trabajo que era capaz de hacer con la violencia y rapidez que tanto había planeado. La piedra, sin embargo, apenas rodó unos metros. Pocos minutos después el gran Magno había sido vencido claramente por la piedra, y todos dieron por perdida la prueba.
A todo esto, la mujer Formici se mantenía tranquila y quieta, observando el fracaso de su contrincante. Ambos pueblos volvieron a sus casas frustrados y dando por inválida la prueba, al considerarla fuera del alcance de un humano.
Sin embargo, la mujer Formici hizo algo antes de irse... dio un pequeño empujón a su piedra, y la movió tímidamente.
Desde entonces, todos los días seguía la misma rutina: Tres veces al día se desplazaba hasta su piedra y repetía aquel pequeño esfuerzo, con aquel pequeño resultado.
Pasados muchos meses, la mujer Formici acudió al sabio, y este convocó a ambos pueblos. Cuando ya nadie se acordaba del asunto de las piedras, una de ellas se alzaba sobre la cima del volcan. La piedra Formici. Ella lo había conseguido. Todo el mundo se preguntaba cómo ella, sin destacar por su fuerza había conseguido lo que el corpulento Magno no. Muy tranquila, la mujer Formici explicó que los grandes esfuerzos no son los que se hacen en un solo momento, sino los que hay que hacer todos los días. Explicó, que por mucho que nos gustaría conseguir las cosas rápidamente con un solo gran esfuerzo hay muchas tareas que es inútil intentarlas así, pues solo se consigue frustración y fracaso. La única forma de conseguirlo es con los pequeños grandes esfuerzos diarios.
Y tu, ¿Cuantas cosas has intentado conseguir como los Magnos, cuando deberías comprender que por mucho que te gustaría conseguirlas así, solo siendo un Formici lo harás?
Adelante... sé un Formici... ahora sabes cómo hacerlo!!!