Detectar las injusticias cotidianas a la que estamos expuestos es la única forma de poder llegar a evitarlas.
La solución a un problema siempre llega en tres pasos: Detección, búsqueda de solución y aplicación de la solución.
Tenemos la costumbre involuntaria de idolatrar a los mejores. Este gesto, el referirnos a los mejores en cada ámbito, implica que siempre vamos a sentir la necesidad de ser ellos, los mejores.
El error está en que, para ser el mejor de algo hay que dedicarle la vida entera, sino habrá quien lo haga y consiga ser mejor, de tal forma que tienes que especializarte absolutamente, siendo imposible dejar de idolatrar a los mejores en las demás cosas.
Esta forma de proceder, conduce inevitablemente a la infelicidad, ya que es imposible ser el mejor en todo y siempre vamos a sentir la necesidad de ser mejores, necesidad que va a quedar sin cubrir y por lo tanto nos va a hacer infelices. En mayor o menor medida según nos dejemos influir, pero más infelices al fin y al cabo.
Al parecer, la justificación a tal comportamiento es que desear ser mejores es la única manera en la que parece que nos esforzamos realmente en serlo. ¿Justifica este empuje nuestra infelicidad?
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